Las mejores actitudes para afrontar una entrevista de trabajo, son las que nos permiten adaptarnos a los nuevos tiempos y desarrollar herramientas individuales que potencien nuestros puntos fuertes y nos permitan hacernos valer durante un proceso de selección.

El mercado de trabajo es cambiante y también lo son las necesidades de contratación de profesionales. Nos encontramos ante una demanda muy variada, por sectores, por especialidades o por los propios perfiles. Por eso, cuando abordamos un proceso de selección o recibimos una llamada para acudir a una entrevista de trabajo es muy importante prepararse para diferentes escenarios pero, siempre con un elemento común: llevar la mejor actitud.

Detalles que marcan una buena actitud

Hay detalles del comportamiento que son evidentes para que la persona que nos entreviste se haga el mejor concepto posible de nosotros. Cosas como: la puntualidad, la buena educación, cuidar la imagen, controlar la forma de expresarnos y el lenguaje corporal.

Pero hay otros factores más «técnicos» que también denotan una buena actitud ante la entrevista.

  • Tener «controlado» nuestro CV. Se trata de tenerlo bien organizado, actualizado y tener seguridad a la hora de responder a cualquier pregunta sobre él. El CV es una especie de muestra de cómo hacemos las cosas. Si lo cuidamos, daremos la imagen de que cuidamos todo lo que hacemos.
  • Demostrar que te has informado sobre la empresa, la oferta y el puesto. Es una muestra de dedicación y de interés que denota interés por el puesto.
  • Más allá del CV. En el currículum sólo describimos, de una manera objetiva y plana. Es importante reforzar esa experiencia, conocimientos y habilidades con: seguridad, ganas y personalidad. Eso lo hacemos con nuestras explicaciones.
  • Coherencia. Demuestra que tienes la situación bajo control. Por situación entendemos que tus perfiles profesionales, tus redes sociales y tu CV siguen una línea marcada que describe lo que haces, lo que sabes y lo que quieres hacer, así como rasgos de tu estilo que transmitan confianza.
  • Personalidad. Las formas son muy importantes; hay que transmitir seguridad en lo que decimos, pero también ser sinceros y no provocar situaciones en las que no podamos «demostrar» lo que estamos diciendo que sabemos hacer. Una buena actitud está más relacionada con la naturalidad que con un exceso de positividad; el autocontrol y la transparencia son una buena carta de presentación.
  • Adaptación a la entrevista. Quienes realizan las entrevistas también tienen en la actitud un recurso para dirigir la reunión hacia donde les interesa. De este modo podemos encontrarnos con personas con un comportamiento: agresivo, cordial, ameno, inconexo o silencioso. En todos ellos, la mejor forma de responder es demostrar que se ha comprendido las «reglas del juego» y demostrar seguridad siguiendo el plan que hemos trazado.

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